ALIMENTO DIARIO

“Enojado con Dios”


Tú, Señor, me sedujiste, y yo me dejé seducir. Fuiste más fuerte que yo, y me venciste. Todos los días se me ofende; todo el mundo se burla de mí. Cada vez que hablo, levanto la voz y grito «¡Violencia! ¡Destrucción!» No hay día, Señor, en que tu palabra no sea para mí motivo de afrenta y de escarnio. Me había propuesto no pensar más en ti, ni hablar más en tu nombre, ¡pero en mi corazón se prendía un fuego ardiente que me calaba hasta los huesos! Traté de soportarlo, pero no pude. Jeremías 20:7-9


¿Alguna vez te has enojado con Dios? Cuando escucho a Jeremías, eso es lo que escucho: ira. Él dice: “Tú, Señor, me sedujiste, y yo me dejé seducir. Fuiste más fuerte que yo, y me venciste”. Esas son palabras fuertes, y puedo ver por qué. Jeremías ha estado sirviendo como profeta del Señor por bastante tiempo, ¿y qué recompensa ha tenido por ello? Burla, traición y odio, incluso de sus amigos más cercanos. Eso no era lo que Jeremías esperaba.

Sabes a qué me refiero, tú lo has vivido. Estás tratando de servir al Señor y vivir como cristiano, y de repente te encuentras inmerso en un desastre. Alguien que amas se enferma gravemente y debes hacerte cargo de su cuidado… te quedas sin trabajo y todos tus planes se desmoronan… un hijo o un hermano se sale de los rieles y tienes que ir al rescate. Nada de esto era parte de tu plan. ¿Por qué Dios permitiría que sucedieran esas cosas?

Jeremías no recibe una respuesta; después de todo, Dios es Dios y hace lo que quiere. Como dice Jeremías: “Fuiste más fuerte que yo, y me venciste”. Entonces se enoja. Pero hay más. Mira lo que dice a continuación: “Pero tú, Señor, estás conmigo como un poderoso guerrero… ¡en tus manos he puesto mi causa! ¡Canten salmos al Señor! ¡Cántenle alabanzas! ¡El Señor es quien libra al pobre de morir a manos de los malignos!” (Jeremías 20:11a, 12b-13).

Disgustado como está, Jeremías todavía se apoya en el Señor en busca de fuerza. Todavía confía en Él, lo ama, lo sigue y espera ayuda y salvación de él. Nosotros podemos hacer lo mismo, incluso en medio de nuestros problemas. Podemos clamar al Señor y saber que Él nos escucha, incluso cuando estamos enojados o cuando el nivel de estrés en nuestras vidas está al máximo. Podemos hacer esto porque sabemos que el Señor es completamente confiable y que no nos olvidará, sino que nos escuchará y ayudará.

Después de todo, Jesús es Aquel de quien el Espíritu Santo dijo: “Con todo, él llevará sobre sí nuestros males, y sufrirá nuestros dolores, mientras nosotros creeremos que Dios lo ha azotado, lo ha herido y humillado. Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados” (Isaías 54: 4-5). El Dios que sufrió y murió por nosotros en una cruz es el mismo Dios que resucitó de los muertos y que nos llevará con Él a través del sufrimiento a la vida eterna.

ORACIÓN: Señor, ten piedad de mí cuando estoy abrumado. Amén.

Dra. Kari Vo


Para reflexionar:

  1. ¿Cómo te sientes con Dios cuando tienes dificultades?
  2. ¿Cómo encuentras ayuda en Dios cuando estás luchando?

DAILY DEVOTIONS FROM LUTHERAN HOUR MINISTRIES

“The Giants of Life”


Devotion

1 Samuel 17:37a – And David said, “The LORD who delivered me from the paw of the lion and from the paw of the bear will deliver me from the hand of this Philistine.”

It used to be the account of David and Goliath in the Bible was a story that touched my reality with only the greatest of difficulty.

That’s what I used to think; I see it differently today.

Now I know that in life we face many Goliaths. They come to us in the form of uncertainties, fears, and lies that hurt God’s people and try to set aside the promises of God. All these “Goliaths” are consequences of sin, which entered the world through Adam and have been passed on to everybody (see Romans 5:12).

Many times we, like Israel, think we have to face these giant problems using our own strength. Doing so is almost as futile as it would have been for an Israelite to take down Goliath. Reason and common sense tell us we have already lost.

What we need at such moments is to know we have Someone who will conquer for us. What we need is a faith that trusts in God for deliverance.

Those who were there to watch the original David-Goliath battle might have thought the young shepherd was their Savior. David wasn’t. He was only the means the Lord used to rescue His people. The ultimate power which brought Goliath down belonged not to David or the shepherd’s handy slingshot.

Goliath was brought down by God.

Things aren’t much different today. Looking at us, God sees that due to our sinful nature we are unable to fight alone against the frightening Goliaths in our lives. He knows our deliverance will only be by His hand. It is for that purpose He sent His Son to be our Rescuer.

In Jesus, Satan is defeated and salvation is granted to those who believe in Him as their Savior.

Is there a Goliath invading your life right now? Do you need a lasting victory over your foe?

If you answer “yes” to both questions, begin by asking the Holy Spirit to put your faith in Jesus Christ. He has already beaten humanity’s enemies, and He can do the same with your opponents, too.

Because of Jesus we can have faith that assures us we will always be sheltered in His tender love and mercy. There we will find safety—a safety that will keep us always.

THE PRAYER: Dear God, thank You for sending Jesus Christ, my Savior. By virtue of His sacrifice, no Goliath can frighten and chase me away from You. Grant me the grace to know that You shall always be my Shield and Deliverer. In Jesus’ Name. Amen.

This Daily Devotion was written by Jeremiah Meyer.

Reflection Questions:

1. Have you ever experienced an unlikely escape or rescue from a dangerous situation? How did that come about?

2. Do you draw any special inspiration from the Bible story of David and Goliath?

3. As you engage in your own spiritual battles, how do you lean on God to deliver you?

Today’s Bible Readings: Proverbs 5-7    John 20

ALIMENTO DIARIO

Los gigantes de la vida”


Todavía añadió David: «El Señor me ha librado de las garras de leones y de osos, y también me librará de este filisteo.» 1 Samuel 17:37ª


En la vida nos enfrentamos a muchos gigantes como Goliat. Vienen a nosotros en forma de incertidumbres, miedos y mentiras que hieren al pueblo de Dios y tratan de dejar de lado sus promesas. Todos estos “Goliat” son consecuencias del pecado que entró en el mundo a través de Adán y se ha transmitido a todos (ver Romanos 5:12).

Muchas veces, como Israel, creemos que tenemos que enfrentar estos gigantes usando nuestra propia fuerza. Hacerlo es casi tan inútil como lo habría sido para un israelita derribar a Goliat. La razón y el sentido común nos dicen que ya hemos perdido. Lo que necesitamos en esos momentos es saber que tenemos a alguien que conquistará por nosotros. Lo que necesitamos es una fe que confíe en Dios para la liberación.

Quienes estaban allí para ver la batalla de David y Goliat, podrían haber pensado que el joven pastor era su Salvador. Pero no era así. Él fue solo el medio por el cual el Señor rescató a su pueblo. El poder supremo que derribó a Goliat no pertenecía a David ni a su habilidad con la honda: Goliat fue derribado por Dios.

Las cosas no son muy diferentes hoy. Cuando nos mira, Dios ve que, debido a nuestra naturaleza pecaminosa, no podemos luchar solos contra los atemorizantes Goliat en nuestras vidas. Él sabe que nuestra liberación solo será por su mano. Es para ese propósito que envió a su Hijo a ser nuestro salvador. En Jesús, Satanás es derrotado y la salvación es otorgada a aquellos que creen en Él como su salvador.

Esto me lleva a preguntar: ¿Hay un Goliat invadiendo tu vida en este momento? ¿Necesitas una victoria duradera sobre tu enemigo? Si respondes “sí” a ambas preguntas, comienza pidiéndole al Espíritu Santo que aumente tu fe en Jesucristo. Él ya ha vencido a los enemigos de la humanidad, y también puede hacer lo mismo con tus oponentes.

Gracias a Jesús podemos estar seguros que siempre estaremos protegidos en su tierno amor y misericordia. Allí encontraremos la seguridad que nos mantendrá firmes por siempre.

ORACIÓN: Querido Dios, gracias por enviar a Jesucristo, mi salvador. En virtud de su sacrificio, ningún Goliat puede asustarme y alejarme de ti. Concédeme la gracia de saber que siempre serás mi escudo y mi libertador. En el nombre de Jesús. Amén.

Jeremías Meyer


Para reflexionar:

  1. ¿Alguna vez has experimentado un escape o rescate poco probable de una situación peligrosa? ¿Cómo fue?
  2. ¿Qué inspiración recibes de la historia de David y Goliat?

DAILY DEVOTIONS FROM LUTHERAN HOUR MINISTRIES

ualified for Jesus’ Care”


Devotion

Matthew 9:35-38 – And Jesus went throughout all the cities and villages, teaching in their synagogues and proclaiming the Gospel of the kingdom and healing every disease and every affliction. When He saw the crowds, He had compassion for them, because they were harassed and helpless, like sheep without a shepherd. Then He said to His disciples, “The harvest is plentiful, but the laborers are few; therefore pray earnestly to the Lord of the harvest to send out laborers into His harvest.”

Who deserves to be cared for? That’s a question I spend a lot of time answering, whenever I help people fill out Medicare or Medicaid applications. Or maybe it’s a Social Security form, or a form for people who are trying to get disability accommodations at school or work. It’s almost always a major headache to fill out these forms. They want to know everything: date of birth, diagnosis, specific details about pain, and exactly what people can or cannot do. Sometimes they also want to know how much money the person has.

And every time I help someone fill out these forms, I worry. I know the people; they are usually poor, often elderly, and they really need help. But I also know that if they don’t meet every single specification on that form, they will not get help. They might be too old or too young. They might not be citizens. They might make a little too much money, or have too many or too few people in their families. Sometimes they’re not dying fast enough!

That’s why I find the Bible reading for today comforting. It says, “When Jesus saw the crowds, He had compassion for them, because they were harassed and helpless, like sheep without a shepherd.” “Harassed and helpless”—now that’s a phrase I can relate to! I am definitely harassed and helpless a great deal of the time. So are the people I care for. And I suspect, so are you.

How do we qualify for Jesus’ care and compassion? Simply by needing it. Jesus looks for no other qualifications in us. We need Him—and so He leaves behind His heavenly throne, and becomes a human baby, crying in a manger. We are harassed by the powers of evil, sin, and the devil—and so Jesus comes to fight for us, to win the war that none of us could win on our own. We are helpless—and so Jesus suffers and dies—and rises again—to give us everlasting life as God’s own children. We are needy, and the Lord supplies all our needs from His own fullness, “grace upon grace” (John 1:16b). Jesus’ care is for you.

THE PRAYER: Dear Lord, thank You for caring for me. Help me to care for others. Amen.

This Daily Devotion was written by Dr. Kari Vo.

Reflection Questions:

1. When is the last time you felt harassed or helpless?

2. Do you expect people to meet certain standards to receive care? Why or why not?

3. Do you expect yourself to meet certain standards to receive God’s care? Why or why not?

Today’s Bible Readings: Proverbs 2-4    John 19:23-42

ALIMENTO DIARIO

“Calificado para el cuidado de Jesús”


Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, y enseñaba en las sinagogas de ellos, predicaba el evangelio del reino y sanaba toda enfermedad y toda dolencia del pueblo. Al ver las multitudes, Jesús tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas y dispersas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «Ciertamente, es mucha la mies, pero son pocos los segadores. Por tanto, pidan al Señor de la mies que envíe segadores a cosechar la mies.» Mateo 9:35-38


¿Quién merece ser atendido? Esta es una pregunta que respondo cada vez que ayudo a alguien a completar la solicitud de seguro médico, un formulario de Seguro Social, o una solicitud de trabajo. Casi siempre es un gran dolor de cabeza completar esos formularios, donde hacen todo tipo de preguntas.

Y cada vez que ayudo a alguien a completar estos formularios, me preocupo. Conozco a la gente. Por lo general son pobres, a menudo ancianos, y realmente necesitan ayuda. Pero también sé que si no cumplen con todas las especificaciones de ese formulario, no recibirán ayuda. Quizás son demasiado viejos, o quizás demasiado jóvenes. Quizás no tienen la ciudadanía. Quizás ganan demasiado dinero o tienen demasiadas o muy pocas personas en sus familias. ¡A veces no mueren lo suficientemente rápido!

Es por eso que la lectura de la Biblia para hoy es reconfortante. Dice: ” Al ver las multitudes, Jesús tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas y dispersas, como ovejas que no tienen pastor”. “Desamparadas e indefensas”, ¡con esa frase me puedo identificar! Definitivamente estoy acosada e indefensa la mayor parte del tiempo. También lo son las personas que me importan. Y sospecho que tú también.

¿Cómo calificamos para el cuidado y la compasión de Jesús? Simplemente por necesitarlo. Jesús no busca otras calificaciones en nosotros. Como lo necesitamos, él deja atrás su trono celestial y nace en un humilde establo, llorando en un pesebre. Como somos hostigados por los poderes del mal, el pecado y el diablo, Jesús viene a luchar por nosotros, a ganar la guerra que ninguno de nosotros podría ganar por nuestra cuenta. Estamos indefensos, y por eso Jesús sufre, muere y resucita: para darnos la vida eterna como hijos de Dios. Estamos necesitados, y el Señor suple todas nuestras necesidades de su propia plenitud, “gracia sobre gracia” (Juan 1:16b). El cuidado de Jesús es para ti.

ORACIÓN: Querido Señor, gracias por cuidarme. Ayúdame a cuidar a los demás. Amén.

Dra. Kari Vo


Para reflexionar:

  1. ¿Cuándo fue la última vez que te has sentido acosado o indefenso?
  2. ¿Crees que debes cumplir con ciertos requisitos para recibir los cuidados de Dios? ¿Por qué sí o por qué no?

DAILY DEVOTIONS FROM LUTHERAN HOUR MINISTRIES

“No Need for a Re-Do”


Devotion

Romans 5:6-11 – For while we were still weak, at the right time Christ died for the ungodly. For one will scarcely die for a righteous person—though perhaps for a good person one would dare even to die—but God shows His love for us in that while we were still sinners, Christ died for us. Since, therefore, we have now been justified by His blood, much more shall we be saved by Him from the wrath of God. For if while we were enemies we were reconciled to God by the death of His Son, much more, now that we are reconciled, shall we be saved by His life. More than that, we also rejoice in God through our Lord Jesus Christ, through whom we have now received reconciliation.

When I was in high school, I had a lot of friends who were non-denominational Christians. And there was one thing I noticed them really having a hard time with, and that was—well, I suppose we could call it “spinning their wheels.” What I mean is this: they would go out in the morning all happy because Jesus had saved them from their sins through His death and resurrection. But then, during the day, they would commit some sin, as we all do daily, and they would worry. “Yes, Jesus forgives believers,” they would think. “But am I really a believer? Did I really become a Christian? Or does this thing I’ve just done prove that I’m really just a hypocrite—that my faith was all a fake—that I’m not really forgiven, and God’s probably still mad at me, and oh, dear, I’ve got to repent again,” and it would all end in tears. They could not get off the hamster wheel of guilt.

Of course, there are a million things wrong with the mental dialogue my friends were having, and we don’t have time to go into all of it. But in our reading for today, Paul focuses on just one—and that has to do with God’s attitude toward us. Paul says, “God shows His love for us in that while we were still sinners, Christ died for us.” That is our starting point—not that we did anything, but that God loved us, and Jesus died to set us free from shame and guilt.

But there’s more. What happens when we sin again—when we fall to some temptation to lust or gossip or hatred or jealousy? Have we just invalidated everything? No. Paul says, ” Since, therefore, we have now been justified by His blood ….” Notice that “we have now been justified” is in the perfect verb tense. That’s what we use, both in English and in Greek, for situations where something has happened (justification) and it has an ongoing effect. Our daily sins do not un-justify us. No, as Paul says, “much more shall we be saved by (Jesus) from the wrath of God. For if while we were enemies we were reconciled to God by the death of His Son, much more, now that we are reconciled, shall we be saved by His life.”

Jesus lives forever, never to die again, and that is our ongoing salvation. That’s why we never need to worry about God’s attitude toward us, even after we’ve had a perfectly horrible day—when even we can’t stand ourselves. What Jesus did at the cross and the empty tomb is done, and it stays done. Nothing can take us out of His hands. Jesus’ life is eternal, and so is God’s love and forgiveness for us.

THE PRAYER: Lord, help me to rest in Your unchanging love and kindness to me. Amen.

This Daily Devotion was written by Dr. Kari Vo.

Reflection Questions:

1. What do you do when you’re having a perfectly horrible day for any reason?

2. Do you ever worry about your faith or salvation? When?

3. What helps you at such times?

Today’s Bible Readings: 1 Kings 3-4    Proverbs 1    John 19:1-22

ALIMENTO DIARIO

“No hay necesidad de rehacerlo”


Porque a su debido tiempo, cuando aún éramos débiles, Cristo murió por los pecadores. Es difícil que alguien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Con mucha más razón, ahora que ya hemos sido justificados en su sangre, seremos salvados del castigo por medio de él. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, mucho más ahora, que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación. Romanos 5:6-11


En la escuela secundaria tenía muchos amigos que eran cristianos no confesionales y que a menudo vivían en lo que podrían llamar de “puerta giratoria”. Lo que quiero decir es esto: por la mañana estaban felices porque Jesús los había salvado de sus pecados a través de su muerte y resurrección. Pero cuando durante el día cometían algún pecado, como todos lo hacemos a diario, se preocupaban pensando: “¿Seré realmente creyente? ¿O acaso esto que acabo de hacer demuestra que en realidad soy un hipócrita, que mi fe es falsa, que no estoy realmente perdonado y que Dios probablemente todavía está enojado conmigo?” Y todo terminaba en lágrimas. No podían salir de la puerta giratoria de la culpa y la incertidumbre.

Por supuesto que hay un millón de cosas que están mal con ese diálogo interno, y no tenemos tiempo para analizarlo todo. Pero en nuestra lectura de hoy, Pablo se enfoca en uno solo, que tiene que ver con la actitud de Dios hacia nosotros. Pablo dice: “Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. Ese es nuestro punto de partida: no que nosotros hemos hecho algo, sino que Dios nos amó y Jesús murió para liberarnos de la vergüenza y la culpa.

Pero hay más. ¿Qué sucede cuando pecamos nuevamente, cuando caemos en la tentación de la lujuria, el chisme, el odio o los celos? ¿Acaso invalidamos todo? No. Pablo dice: “ahora que ya hemos sido justificados en su sangre…”. Observe que “ahora que ya hemos sido justificados” está en el tiempo verbal perfecto. Eso es lo que usamos para las situaciones en las que algo ha sucedido (justificación) y tiene un efecto continuo.

Nuestros pecados diarios no nos justifican. No, como dice Pablo: “seremos salvados del castigo por medio de él [Jesús]. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, mucho más ahora, que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida”.

Jesús vive para siempre, para nunca volver a morir, y esa es nuestra salvación continua. Es por eso que nunca debemos preocuparnos por la actitud de Dios hacia nosotros, incluso después de haber tenido un día absolutamente horrible, incluso cuando no podemos soportarnos. Lo que Jesús hizo en la cruz y la tumba vacía está hecho y permanece hecho. Nada puede arrebatarnos de sus manos. La vida de Jesús es eterna, y también lo es el amor y el perdón de Dios por nosotros.

ORACIÓN: Señor, ayúdame a descansar en tu inmutable amor y bondad hacia mí. Amén.

Dra. Kari Vo


Para reflexionar:

  1. ¿Qué haces cuando tienes un día absolutamente horrible por alguna razón?
  2. ¿Alguna vez te preocupas por tu fe o salvación? ¿Qué te ayuda en esos momentos?

DAILY DEVOTIONS FROM LUTHERAN HOUR MINISTRIES

Saved—For What?”


Devotion

Exodus 19:2b-6b – There Israel encamped before the mountain, while Moses went up to God. The LORD called to him out of the mountain, saying, “Thus you shall say to the house of Jacob, and tell the people of Israel: ‘You yourselves have seen what I did to the Egyptians, and how I bore you on eagles’ wings and brought you to Myself. Now therefore, if you will indeed obey My voice and keep My covenant, you shall be My treasured possession among all peoples, for all the earth is Mine; and you shall be to Me a kingdom of priests and a holy nation.’

When God brought the freed Israelites to Mount Sinai, he told them what His plans were for them. They would be His chosen people, “a kingdom of priests and a holy nation.” When I was little I used to be a bit jealous of that. “How come they get to be special?” would sum up what I was feeling. “Are they any better than I?”

But of course, that wasn’t what God was saying at all! God picked them to do a job—to bring the rest of the people on earth to faith in the real God.

Look at the words: “You shall be to Me a kingdom of priests and a holy nation.” Think for a moment: What are priests for? They are there to bring other people near to God—to speak God’s words to the people, and to help people draw near to God in prayer and worship. Israel was supposed to do that with regards to the rest of the world—to pray for them, to witness to them, and to do whatever they could to bring all the nations to the living God, their Maker and Savior.

To be sure, when we look at the Old Testament record we don’t see a lot of success in this area. There are the occasional foreigners who pop up—people like Ruth and Rahab, some of David’s soldiers, the mixed multitude of foreigners who joined Israel when they went up out of Egypt, out of slavery. So yes, some did come to faith. But there’s no telling what might have happened if Israel hadn’t kept falling away from the Lord. Their own disobedience and faithlessness as a group meant that the rest of the world pretty much went on sitting in darkness—until the day Jesus came to finish Israel’s job.

But now? Now we have a second chance to get it right. 1 Peter 2:9 says to us almost the same thing God said to the Israelites: “But you are a chosen race, a royal priesthood, a holy nation, a people for His own possession, that you may proclaim the excellencies of Him who called you out of darkness into His marvelous light.” We are also saved to serve, not saved to sit.

But how will this be any different? We too are sinners, no better than the Israelites. But we have one huge advantage—no, two! We know that God Himself has already come into this world as a human being, to live and to suffer and lay down His life for us—and to rise from the dead. We know clearly that whoever trusts in Him will be rescued from evil and have life and joy forever. So we can say that.

And we have the Holy Spirit living in us, to do the speaking. It can be scary opening our mouths to talk about Jesus. But the Holy Spirit will handle everything, if we ask Him. He knows how to use us best—and in His hands, we don’t need to worry about messing up. It’s His business, and He will make it right.

THE PRAYER: Lord, use me to help others come to trust in Jesus—and help me when I am afraid or nervous. Amen.

This Daily Devotion was written by Dr. Kari Vo.

Reflection Questions:

1. Have you ever talked to anybody about Jesus?

2. If so, what was it like?

3. Would you do it again? Why or why not?

Today’s Bible Readings: 1 Kings 1-2    John 18:19-40

ALIMENTO DIARIO

“Salvado ¿Para qué?”


[Israel] Acamparon allí, delante del monte. El Señor llamó a Moisés desde el monte, y Moisés subió para hablar con Dios. Y Dios le dijo: «Habla con la casa de Jacob. Diles lo siguiente a los hijos de Israel: “Ustedes han visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo los he tomado a ustedes y los he traído hasta mí sobre alas de águila. Si ahora ustedes prestan oído a mi voz, y cumplen mi pacto, serán mi tesoro especial por encima de todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y un pueblo santo.” Éxodo 19:2b-6b


Luego de liberar a los israelitas y llevarlos al Monte Sinaí, Dios les dijo cuáles eran sus planes para ellos: serían su pueblo elegido, “un reino de sacerdotes y un pueblo santo”. Cuando era pequeña solía estar un poco celosa de eso. “¿Cómo es que llegan a ser especiales?”, pensaba. “¿Acaso son mejores que yo?”

Pero por supuesto que no era eso lo que Dios estaba diciendo. Dios los escogió para hacer un trabajo: llevar al resto de las personas de la tierra a la fe en el Dios real.

Mira las palabras: “Serán para mí un reino de sacerdotes y un pueblo santo”. Piensa por un momento: ¿Para qué son los sacerdotes? Están allí para acercar a otras personas a Dios, para hablar la palabra de Dios a las personas y ayudarlas a acercarse a Dios en oración y adoración. Se suponía que Israel debía hacer eso con respecto al resto del mundo: rezar por ellos, testificarles y hacer todo lo posible para llevar a todas las naciones al Dios viviente, su creador y salvador.

Sin duda, cuando leemos el Antiguo Testamento no vemos mucho éxito en esta área. Hay ocasionales extranjeros que aparecen: personas como Ruth y Rahab, algunos de los soldados de David, la multitud mixta de extranjeros que se unieron a Israel cuando salieron de Egipto, fuera de la esclavitud. Entonces sí, algunos llegaron a la fe. Pero no se sabe qué podría haber sucedido si Israel no hubiera seguido alejándose del Señor. Su desobediencia e infidelidad como grupo significaba que el resto del mundo seguía en la oscuridad… hasta el día en que Jesús vino.

¿Y ahora? Ahora tenemos una segunda oportunidad para hacerlo bien. 1 Pedro 2:9 nos dice casi lo mismo que Dios les dijo a los israelitas: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable”. También somos salvos para servir, no para quedarnos sentados.

Al igual que los israelitas de ese tiempo, nosotros también somos pecadores. Pero tenemos una gran ventaja, no, ¡dos! Sabemos que Dios ya ha venido a este mundo como un ser humano para vivir, sufrir, dar su vida por nosotros y resucitar de entre los muertos. Sabemos claramente que quien confía en Él será rescatado del mal y tendrá vida y gozo para siempre. Y tenemos al Espíritu Santo viviendo en nosotros para hablar. Puede ser aterrador abrir la boca para hablar de Jesús. Pero si se lo pedimos, el Espíritu Santo se encargará de todo. Él sabe cómo usarnos mejor y, en sus manos, no tenemos que preocuparnos por equivocarnos. Es asunto suyo y lo hará bien.

ORACIÓN: Señor, úsame para ayudar a otros a confiar en Jesús, y ayúdame cuando tenga miedo o esté nervioso. Amén.

Dra. Kari Vo


Para reflexionar:

  1. ¿Alguna vez has hablado con alguien sobre Jesús?
  2. ¿Lo volverías a hacer? ¿Por qué sí o por qué no?